Que
hacer para olvidarte
si intento no recordarte y lo olvido,
y
tu imagen siempre sale a flote,
estirando
la mano pidiendo auxilio.
Hoy
me levante de nuevo pensando en ti,
un
año y medio desde que te fuiste de esta vida,
dieciocho
meses desde la vez que te vi partir,
ciento
ochenta días que te labra morada mi fantasía.
Intentando
borrarte de los rincones de mi mente
te
encerré en caja fuerte y pedí que te tiren al río,
pero
al igual que siempre, salte tras de ti para no perderte,
tratando
de mantener tu recuerdo vivo.
Entonces
me sumerjo en el mental desequilibrio,
construyendo
barcos para estar contigo,
pero
el barco es demasiado pequeño,
que
tu mundo, no cabe en el mío.
Y
en el caos de la tormenta que en mi mente reina,
busco
una forma para mantenerte a salvo
pues
construiré un paraíso en una botella,
para
que tu mundo emerja y estés a mi lado.
Me
he pasado mil días en una noche,
construyendo
casas y haciendo bosques,
entonces
me iré a dormir con una sonrisa
pues
al momento de cerrar los ojos... empieza la vida.
Me levanto y tú ya estas despierta,
Me invitas a tomar el té, risueña con
tus ojos claros,
Te sientas a mi lado en la vieja
mecedora,
Y
desde la ventana contemplamos las aves del campanario.
Siempre
me preguntas ¿A dónde van las aves?
te
respondo que al sur en busca de cálidos hogares,
cierras
los ojos y te imaginas volar entre ellas,
como
los astronautas sueñan con ir a las estrellas.
Transcurre
el tiempo y mi mente caótica te guarda morada,
y
aunque en mi cerebro exista una tormenta,
existe
un paraíso en donde estoy a tu lado,
en
donde el sol brilla, las aves vuelan y los días son claros.
Un Paraíso
en el que Te retengo, Te cuido y No tejo ir;
en
donde estamos juntos, yo para ti y tu para mí,
haciendo
tu recuerdo, mi prisionera;
manteniéndote
viva, manteniéndote entera.
Mantendré mi universo encerrado en la botella,
viajando con tu imagen como Cautiva,
que por siempre joven y por siempre bella,
nuestro universo sobre las olas del mar, a la deriva.
Entonces,
el mundo al ver ese mar en caos no sabrá,
que
en lo profundo, naufraga un edén;
en
el cual las aves del campanario se alejan sin notar,
que
es un viaje de retorno y mil vueltas a la vez.
Desde entonces no falta el té a la
misma hora,
cada
mañana cuando abres esos tus ojos claros,
te
invito a sentarte en la vieja mecedora
y admiraremos por
siempre las aves del campanario.Klon.
(Concurso "la Imagen Imposible", http://elcirculodeescritores.blogspot.mx/)
Has idealizado una vida en el paraíso donde nunca pasa nada, donde todo está equilibrado y feliz. Me ha gustado mucho la fusión de la nostalgia con el bordado de los sueños.
ResponderEliminarMil besitos, Klon.
Aurora Gracias por leerme y dedicarme tus palabras, que bueno que te haya gustado, besos y abrasos.
EliminarBonitos versos. Especialmente destacable el último cuarteto, cuando hablas de la mecedora y las aves en el campanario.
ResponderEliminarGracias bro, si igual me gusto mucho, intente dar la percepción de alguien que va a dormir todas las noches para estar con ella y lo ha hecho por bastante tiempo.
EliminarSaludos
Es una pena que los paraisos tengan que estar encerrados. Es como si no pudieramos tener lo bello a la vista de todos. Supongo que es el miedo a mancillar...
ResponderEliminarSuerte en el concurso, Klon. Y encantada de conocerte y leerte.
Un abrazo.
Si es una pena, que tengan que estar encerrados y ocultos a la simple vista y efectivamente puede ser el miedo a mancillar, o el temor a dejarlo ir y que se pierda...Gracias Sue, besos y abrazos....
EliminarMe has encogido él corazón de tanto amor y sufrimiento como expresan tus letras, un poema muy intenso.
ResponderEliminarUn beso.