La Piedra

Hoy levante una piedra y ahí estabas, como si nunca te hubieras ido. Tan apacible, tan luminosa; como espejo, agua que refleja el cielo.

Hoy levante una piedra y tu marca aún permanecía, profunda huella imborrable, que ni el viendo llena, ni el agua inunda, marca indeleble dejada en la tierra.

Hoy levante una piedra y te vi ahí quieta, viviendo, sonriendo y estando. Como si los años te hayan mantenido en buen estado, como si el tiempo no te hubiere cambiado.

Hoy levante una piedra y vi los vestigios que tu vida dejo en el camino, fósil que es oro para quien aprecia lo antiguo, majar con el que todo arqueólogo sueña, pieza de historia idolatrada por los coleccionistas.

Ya ni perseguirte es bueno, ya ni hablarte es justo, ya ni contactarte es posible. Tú existes en otra época, en otro tiempo, mientras yo sigo viviendo para seguir recolectando, para seguir viendo, para seguir estudiando. Acaso ¿Levantas una piedra y encontrarás a un dinosaurio vivo? Pues he levantado una piedra y solo he visto el pasado que con el presente no se mezcla y como el agua y aceite, se repele.

Ahora somos los extremos de una cuerda, que solamente que el espacio-tiempo se curve y pueda converger a esos dos extremos, podría suscitarse un milagro. Pero me pregunto ¿Cómo puedo pedir un milagro para contrarrestar otro milagro? Puesto que sería un milagro que este cerca, pero a la vez es un milagro que estés lejos, que estés bien. Y al decir milagro, es decir que para mis ojos es una bendición verte, aunque sea en una huella, un reflejo, una reminiscencia, un vestigio, una reliquia.

Me quedará seguir viendo el horizonte, esperando que el espacio-tiempo se curve ara que los extremos opuestos se unan y podamos encontrarnos de nuevo. Pero ahora tengo una ventaja, usare el desdoblamiento en el tiempo para que pueda visitarte de vez en cuando, intentando cambiar nuestro presente.